Economía verde de EU empujaría a México a la transición energética renovable

El impulso a la política ambiental, basada en uso de energías renovables y una economía sustentable y consciente del cambio climático impulsada por el gobierno de Joe Biden en Estados Unidos tendrá efectos indirectos para asistir en la transición energética en México, siempre y cuando el marco normativo derivado por las reformas energéticas vuelva a permitir la entrada de inversión privada a la red eléctrica nacional.

“Hay algo que no está viendo el Gobierno Federal y que en algún momento le torcerá la mano: no tienen dinero, y se necesita mucho dinero para hacer lo que quieren hacer. Esto es lo que puede hacer realidad (la entrada de inversión) porque hasta ahora no he visto intención del gobierno de cambiar las formas de participar”, explicó Víctor Ramírez, analista del sector y vocero de Plataforma México Clima y Energía.

El experto señaló que la llegada de Rogelio Ramírez de la O a la Secretaría de Hacienda es otra razón para esperar cambios a la política energética, pues diversos medios han reportado fricciones entre el nuevo Secretario y Rocío Nahle, actual Secretaria de Energía en México.

“Hay señales que te hacen pensar de forma diferente en aspiración. Tengo mis dudas porque el Presidente ha mostrado radicalización en temas energéticos desde la elección”, advirtió.

Un cambio de políticas representaría una inversión importante: las subastas representaban una entrada de alrededor de 3,000 millones de dólares anuales, y en caso de ser retomadas probablemente serían aún más grandes que las anteriores. Esta inversión representaría una posibilidad también para CFE, que podría dejar de subsidiar su generación para dedicar sus utilidades de transmisión y distribución al mejoramiento de la red.

Este cambio político necesario es tambien impulsado desde la iniciativa privada extranjera que ya está presente en México y que busca tarifas eléctricas más bajas y una descarbonización agresiva para alcanzar sus metas globales.

La política energética actual no sólo está imposibilitando estas iniciativas a las empresas privadas, sino que está desperdiciando las condiciones geográficas propias del territorio nacional.

Al cierre del 2020, México registró más de 4,000 MW instalados de energía solar, con un crecimiento de más del 30% anual comparado al año anterior. En acuerdos para Generación Solar Distribuida se pasó de 85 mil contratos, con una capacidad instalada de 570 MW en 2018 a 94 mil 893 en 2019, lo que se traduce en una capacidad instalada de 693 MW, más los datos por actualizarse y confirmar de 2020.

Estos números parecen buenos, pero son poco aceptables. México, frente a otras naciones como Alemania, tiene un potencial 44 veces mayor, solamente en capacidad de generación solar fotovoltaica. Mientras, en Alemania con una población de 83 millones de habitantes, cuentan con alrededor de un millón 800 mil contratos, en México con 130 millones de habitantes se tienen cerca de 100 mil.

En 2018, la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) posicionó a México dentro de los 15 países más importantes en generación de energía fotovoltaica; la Agencia Internacional de Energía dentro de los primeros 10, mientras que la firma EY, en la posición 19 en el índice RECAI, lo que promedia 14.6 para el 10º país más poblado y uno de los tres con mayor potencial en generación renovable.

Duncan Wood, director del Instituto México en el Wilson Center, advirtió que México tiene el reto de atender una creciente demanda, reducir emisiones y fortalecer su dependencia energética: tres metas que serían cumplidas si se agregara mayor capacidad renovable a la red.

“Cuando AMLO llegó a la presidencia todos estábamos informados sobre sus preocupaciones referentes al sector del petróleo y gas. Sin embargo, cuando comenzó a utilizar el lenguaje de la soberanía energética parecía que se iba a abrir la puerta para hablar de expansión de energía renovable… ¿Qué mejor forma para alcanzar el concepto de soberanía energética?”, dijo Wood.

Actualmente, México importa alrededor de 11,000 millones de dólares de crudo, gas natural y productos refinados de Estados Unidos. Con la compra de Deer Park este número continuará creciendo en el corto plazo, aunque la gasolina de la refinería seguramente no será importada de forma directa.